
¿Alguna vez has considerado cuán objetivamente evalúas tus habilidades? ¿Sufres del síndrome del impostor o tienes un autoestima inflado? Cuando se trata de evaluar sobriamente tus propias capacidades, es esencial discutir el efecto Dunning-Kruger. Este fenómeno se refiere a un tipo de sesgo cognitivo donde los individuos juzgan mal sus capacidades reales.
Las investigaciones han identificado un patrón donde las personas menos competentes tienden a sobreestimar sus habilidades, mientras que las más profesionales suelen subestimar sus fortalezas.
Este efecto se refiere a un tipo específico de distorsión cognitiva donde una persona cree que es muy conocedora en un área determinada, pero en realidad tiene un entendimiento limitado de la misma. Este fenómeno psicológico conduce a errores frecuentes y a una toma de decisiones deficiente. Como afirmó el psicólogo social D. Dunning, la ironía del efecto es que algunas personas carecen de la suficiente sabiduría para reconocer su propia falta de ella.
Esta distorsión cognitiva fue nombrada en honor a los psicólogos estadounidenses D. Dunning y J. Kruger. En 1999, realizaron pruebas entre sus estudiantes sobre humor, razonamiento lógico y conocimiento gramatical.
Una característica clave de esta prueba fue que antes de mostrar a los estudiantes sus resultados, los psicólogos les pidieron que estimaran su desempeño en porcentajes. Aquí es donde las cosas se pusieron interesantes:
¿Pero puede una persona incompetente darse cuenta de su falta de conocimiento? Para abordar esto, los psicólogos invitaron a los participantes con las puntuaciones más bajas a evaluar las pruebas de otros y luego reevaluar las suyas. Curiosamente, estos estudiantes no solo no reconocieron su incompetencia, sino que incluso se calificaron más altos que antes. Su sobreestimación de habilidades solo cambió después de recibir formación en los temas evaluados.

El efecto está representado visualmente por un gráfico que muestra la relación entre la autoconfianza y la competencia. Esencialmente, ilustra el viaje de la mayoría de las personas de novato a experto. La curva comprende cuatro etapas:
Este efecto se puede denominar simplemente como el síndrome de sabelotodo. Se puede identificar incluso en conversaciones casuales, caracterizado por:
Sin embargo, después de alguna formación, incluso si el conocimiento aumenta solo ligeramente, los individuos pueden reconocer su incompetencia.
Todo el mundo puede exhibir este efecto; los signos de una autoevaluación inflada incluyen visiones excesivamente optimistas del rendimiento propio, exagerar logros pasados, insistencia en tener la razón, cambios de comportamiento en círculos cercanos y una fuerte creencia en el conocimiento detallado de todo.
En el trabajo, tales individuos pueden convertirse en jefes insoportables, mientras que las personas más competentes pero menos asertivas permanecen ensombrecidas.
Ejemplo 1:
En 1995, un evento ilustró perfectamente este efecto. Un robo a banco fracasó porque los criminales, que no se disfrazaron, creyeron que embadurnarse la cara con jugo de limón los haría invisibles a las cámaras de vigilancia, confundiéndolo con tinta invisible. Incluso probaron esta teoría con una foto Polaroid, que, debido a una falla en la película o a un desenfoque de movimiento, no los reconoció, convenciéndolos aún más de su corrección.
Ejemplo 2:
¿Has visto la película "Florence Foster Jenkins" (2016) protagonizada por Meryl Streep? La protagonista soñaba con convertirse en cantante de ópera a pesar de carecer de talento vocal y oído musical. Sin embargo, su riqueza y confianza la llevaron a ser conocida como la peor cantante de ópera del mundo, aunque ella creía tener una voz y oído exquisitos.
El efecto Dunning-Kruger está estrechamente relacionado con las variaciones en la autoestima. Las personas con una autoestima extremadamente alta son más susceptibles a este efecto. Probablemente has encontrado a tales sabelotodos que son en realidad completos novatos, compensando su falta de conocimiento con asertividad y convicción en su corrección.
Puedes evaluar tu autoestima utilizando la Escala de Autoestima de Rosenberg.
El otro extremo de este efecto es el síndrome del impostor, donde los individuos dudan de su conocimiento y sobreestiman el de los demás, a menudo incapaces de reconocer su propia competencia. Esto suele venir acompañado de baja autoestima.
En entornos profesionales, estos individuos luchan por afirmar sus ideas, cediendo ante colegas y gerencia incluso cuando saben que estos últimos están equivocados.
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Algunos críticos argumentan que la investigación fue manipulada para ajustarse a la teoría, sugiriendo que los hallazgos son simplemente una manifestación de la 'regresión a la media' estadística y no tan pronunciados en pruebas repetidas. Además, muchos estudios indican que las personas generalmente tienden a sobreestimar sus conocimientos, con algunas investigaciones refutando directamente la teoría Dunning-Kruger. Por ejemplo, un estudio de la Universidad de California encontró que el 80% de los encuestados no calificados evaluaron sus habilidades con precisión.
Si sospechas que has encontrado este efecto, aquí hay cinco consejos para evitar convertirte en su víctima:
La mejora constante, el aprendizaje y el desarrollo de habilidades pueden protegerte contra este síndrome. Sin embargo, recuerda que ser experto en un área no te impide ser novato en otra.